La seguridad industrial no solo depende de equipos, procedimientos y capacitación; también depende de cómo las personas perciben y responden a los riesgos. Los sesgos cognitivos, que son atajos mentales que nuestro cerebro utiliza para tomar decisiones, pueden llevarnos a evaluar riesgos de manera incorrecta y, en última instancia, a cometer errores que comprometan la seguridad en el trabajo. Conocer estos sesgos es el primer paso para evitarlos y mejorar la seguridad industrial.
A continuación, exploramos algunos de los sesgos cognitivos más comunes en el entorno industrial y cómo afectan la seguridad laboral.
1. Sesgo de Optimismo
El sesgo de optimismo es la tendencia a pensar que "a mí no me va a pasar". En el ámbito industrial, los trabajadores pueden asumir que un accidente es poco probable en su caso, incluso si son conscientes de los riesgos. Este sesgo lleva a ignorar o subestimar las medidas de seguridad, omitir el equipo de protección o realizar tareas de manera imprudente.
Cómo combatirlo: Fomentar una cultura de seguridad que refuerce la realidad de los riesgos, incluyendo la presentación de estadísticas de accidentes y casos concretos, puede ayudar a mitigar este sesgo. La capacitación continua es clave para recordar a los trabajadores que los accidentes no discriminan.
2. Sesgo de Confirmación
El sesgo de confirmación ocurre cuando las personas buscan información que confirme sus creencias previas y descartan datos que las contradigan. En la seguridad industrial, esto puede significar que los trabajadores ignoren los signos de peligro si creen que una tarea es segura o que sigan realizando actividades riesgosas sin cambios porque "siempre se ha hecho así".
Cómo combatirlo: La capacitación en seguridad debe incluir enfoques que inviten a cuestionar y validar la información. Además, los supervisores deben fomentar la autocrítica y el análisis de riesgos basados en datos, recordando que la complacencia puede ser peligrosa.
3. Sesgo de Familiaridad
El sesgo de familiaridad nos hace sentir más cómodos y confiados con tareas y entornos que conocemos bien, aunque no siempre sean seguros. En la industria, un trabajador puede omitir precauciones al realizar tareas rutinarias porque la familiaridad le hace subestimar el peligro.
Cómo combatirlo: Alternar la rotación de tareas y el personal de seguridad en diferentes áreas puede ayudar a reducir el impacto de la familiaridad. Realizar revisiones de seguridad en tareas diarias o rutinarias también recuerda a los trabajadores que todos los trabajos, sin importar cuán conocidos sean, conllevan riesgos.
4. Efecto de la Presión de Grupo
Este sesgo se manifiesta cuando una persona cambia su comportamiento o toma decisiones basadas en la influencia de sus compañeros. En el trabajo industrial, un trabajador podría sentirse obligado a omitir ciertos pasos de seguridad si ve que otros no los siguen o si teme que lo vean como "lento" o "demasiado cuidadoso".
Cómo combatirlo: Crear un entorno de seguridad donde el cumplimiento de las normas sea un valor compartido es esencial. Promover una cultura donde la seguridad es una prioridad colectiva, y reforzar que tomar precauciones no es una debilidad, sino una fortaleza, ayuda a reducir la presión de grupo negativa.
5. Sesgo de Escasez
Este sesgo se activa cuando las personas perciben que hay recursos limitados, como tiempo o materiales. La presión por completar tareas rápidamente puede llevar a tomar atajos y omitir procedimientos de seguridad, creyendo que es más importante terminar rápido que hacerlo seguro.
Cómo combatirlo: Planificar adecuadamente y evitar tiempos de entrega demasiado ajustados ayuda a reducir la presión sobre los trabajadores. Alentar la importancia de la calidad y la seguridad en el trabajo sobre la velocidad, y asegurarse de que los trabajadores no se sientan penalizados por tomarse el tiempo necesario para cumplir con los procedimientos de seguridad.
6. Sesgo de Costos Hundidos
Este sesgo ocurre cuando las personas persisten en una tarea, aunque sea riesgosa, debido a la inversión previa de tiempo, esfuerzo o recursos. En el entorno industrial, un trabajador puede continuar con una tarea insegura si ha invertido mucho tiempo en ella, aunque identifique un riesgo evidente.
Cómo combatirlo: Capacitar al personal para que reconozca cuándo es necesario detenerse y reevaluar los procedimientos, independientemente de la inversión previa, es fundamental. Implementar protocolos de "pausa y revisión" permite al personal frenar si algo no parece seguro, sin penalización por el tiempo ya empleado.
Conclusión
Los sesgos cognitivos son una realidad en la toma de decisiones humanas, y en el contexto de la seguridad industrial, pueden tener consecuencias graves. Identificar estos sesgos y crear un ambiente que promueva la autoconciencia y el pensamiento crítico es esencial para prevenir accidentes. La educación continua, la cultura de seguridad y el liderazgo comprometido con la protección de sus trabajadores son claves para reducir el impacto de estos sesgos en el trabajo diario.
¿Te has encontrado alguna vez con estos sesgos en el trabajo? ¡Comparte tus experiencias en los comentarios y ayudemos a fortalecer la seguridad en nuestro entorno laboral!
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